jueves, 5 de febrero de 2009

Películas chicas, recuerdos grandes

Todos los amantes del cine tenemos un pequeño rincón en el corazón para aquellas películas chiquititas. ¿A qué les llamo chiquititas? A esas pelis que no apuntan a mucho, que no tienen como target recaudar mucho dinero ni lograr premios prestigiosos. A pelis que se les nota que, de vez en cuando, a sus creadores les importó un poquito más contar una historia que ir al banco.
No muchas de estas pelis vienen a mi memoria, y para ser sincero, acepto que es una categoría un poco subjetiva e imprecisa. Pero una de estas pelis que siempre que la pasan en TV la veo es Groundhog Day (1993), conocida en Argentina como "Hechizo del tiempo" y también, con más fidelidad al título original, "El día de la marmota".

Dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell, cuenta la historia de un periodista/notero soberbio y egocéntrico (Murray) que debe ir por enésima vez a cubrir una pintoresca celebración en un pueblito del interior. Al terminar con desgano su tarea, emprenden viaje con su productora (MacDowell) y su camarógrafo, pero deben volver al pueblo por una tormenta de nieve y volver a pasar la noche allí.

El conflicto de la historia es que Phil (nombres del notero y... de la marmota, centro de la celebración) se despierta al día siguiente y descubre que es el mismo día que ayer, el 2 de febrero. Entonces Phil atraviesa por todos los estados que una persona puede atravesar al saber que todos los días de su vida son el mismo día: negación, incredulidad, euforia, resentimiento, delirios de grandeza, depresión, aceptación y, por último, una inmejorable oportunidad para el aprendizaje.

Sin dudas, esta peli trata de temas muy importantes que siempre han preocupado al ser humano, como la inmortalidad, la soledad y el paso del tiempo. Pero este film siempre atraviesa estos tópicos a través del humor y de un tratamiento ligero que impide que esta premisa del día eterno (prácticamente pesadillesca) desemboque en un film denso y asfixiante. Para que esto ocurra, el aporte de Bill Murray es incalculable: su estilo actoral, irónico y displiscente, le cae como anillo al dedo a la idea de Ramis. Es un actor casi inclasificable, no es demasiado virtuoso (hasta el punto de exasperar como Daniel Day Lewis), no es demasiado gracioso, no es galán pero podría serlo... etc. Bill Murray es un actor "No es", y allí radican sus virtudes: no es tantas cosas que termina siendo algo que nadie es.

También es importante el aporte de MacDowell: una actriz un poco limitada que en este film encuentra su punto como el interés amoroso de Murray. Ella compone un personaje delicioso, casi como el ideal de mujer por la que cualquiera podría enamorarse.

Esta peli es excelente porque precisamente todo encaja como en un elaborado rompecabezas. El guión es sólido, el timing de las escenas, el conflicto de Phil, todo cierra. También es muy previsible, pero esto no le resta impacto al progreso dramático: en muchas pelis uno ya sabe como van a terminar, pero no nos importa, porque queremos ver cómo van a terminar. Esta idea ya casi está vencida en esta época de excesivas vueltas de tuerca y finales sorpresivos (a aradecerle a "Sexto Sentido...!)

Para finalizar, y más allá de la historia, el tratamiento y los talentos involucrados, esta es una peli chiquitita para mí porque no es una de las 10 mejores que vi en mi vida y porque es buena pero tampoco es un antes y un después del cine. Me gusta muchísimo y sé que no debería gustarme tanto. Me gusta porque me conmueve como muchas otras pelis que me deberían conmover no lo hacen. Es un gusto más pasional que racional. Casi como quedarse viendo a Charlotte Gainsbourg en vez de a Angelina Jolie.




Opinen !!!

¿Se les ocurren más películas "chiquititas"?


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